Sunday 3 August 2008

La insoportable levedad del ser

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"(…) Cuando yo era pequeño y ojeaba el Antiguo Testamento adaptado para niños (…), veía ahí a Dios sobre una nube. Era un anciano, tenía ojos, nariz, una larga barba y yo me decía que, si tenía boca, debía comer. Y si come, también tenía que tener tripas. Pero aquella idea me asustaba porque, aunque era hijo de una familia más bien no creyente, sentía que la idea de las tripas de Dios era una blasfemia.Sin ningún tipo de preparación teológica, espontáneamente, comprendí desde niño la incompatibilidad entre la mierda y Dios y, de ahí, cuán dudosa resulta la hipótesis básica de la antropología cristina según la cual el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Una de dos: o el hombre fue creado a semejanza de Dios y entonces Dios tiene tripas, o Dios no tiene tripas y entonces el hombre no se le parece (…).
La mierda es un problema teológico más complejo que el mal. Dios le dio a los hombres la libertad y por eso podemos suponer que al fin de al cabo no es responsable de los crímenes humanos. Pero el único responsable de la mierda es aquél que creó al hombre.

(…) Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la Creación. (…) O la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable.De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser* es un mundo en que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese.

(…) es un biombo que oculta la muerte".

* Toda fe, religiosa o política (cuyo trasfondo es el primer capítulo del Génesis), que cree en la bondad del hombre y en lo correcto de la creación -y, por tanto, en el deber de multiplicarse-.


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Como ya dije hace dos entradas, genial libro de Kundera, que tuvo una controvertida -¡cuál no lo es!- adaptación cinematográfica de la mano de Philip Kaufman, acompañado de actores de la talla de Daniel Day-Lewis, Lena Olin o Juliette Binoche. Yo no la he visto (¡aunque el vídeo que os he dejado tiene una pinta buenísima!), pero sí que disfruté -y mucho- con el libro del checo.

La película está disponible aquí.

1 comment:

  1. Lo que recuerdo de la Insoportable levedad del ser es la lluvia de Praga y el laconismo de los praguenses....este paisaje per sé ya provoca tristeza

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