Duros comienzos: George Clooney (y dos perlas más)

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¿Lo habéis visto en el trailer? Increíble. Antes de sus nespressos, antes de ir de artista intelectual concienciado políticamente, antes de ser el soltero de oro e incluso antes de interpretar a mr. Ocean, genuino gentleman al más puro estilo Sinatra... bien, antes de todo eso Clooney era así:

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Siento derrumbar vuestro mito chicas (miento)... pero así podéis ver su pasado Miami Vice. La película en cuestión es la secuela de El ataque de los tomates asesinos (tras ella, aún vinieron Los tomates asesinos atacan de nuevo y Tomates asesinos se comen Francia).

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Pero no me voy a detener hoy aquí: si el cruce Clooney - Troma os podía parecer imposible, esperad a ver a continuación el Ana Obregón - Julio Verne y el Jean Seberg - Marisol.

Habéis leído bien: en 1981, Juan Piquer Simón dirigió a Ana Obregón, ¡Peter Cushing! y ¡Terence Stamp! entre otros en Misterio en la isla de los monstruos, coproducción hispano-norteamericana que adaptó de forma infumable una de las novelas más populares de Julio Verne, Escuela de ronbinsones.

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Sólo he visto la mitad del metraje, no tuve ganas de más. Para mear y no echar gota, de verdad. Sólo añadiré que la película no aparece ni en la ficha de Wikipedia sobre la vida de esta famosa ¿bióloga? ¿actriz? (lo de guionista ya ni lo pongo entre interrogantes).

¡Al fin más joven que Darek!

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La corrupción de Chris Miller es el último cruce descabellado de hoy. En esta película Marisol, tras cuatro años apartada de la pantalla grande, intenta aparcar de una vez por todas su anterior y virginal imagen. No se entiende muy bien como Bardem, director de -por ejemplo- la magnífica Muerte de un ciclista, aceptara rodar este film, que la crítica destrozó sin miramientos.

Dicen que el film (hablo de oídas, pues por desgracia no he logrado visionar esta joya) toma como modelo a ciertos giallos italianos a los que intenta insuflar cierta profundidad psicológica propia del cine británico. Lo que ocurre (repito, "dicen") es que los recursos estilísticos de los que hace gala Bardem resultan bastante toscos. Sin ser catastrófica, la película no está a la altura de lo esperado. Para mí que lo mejor será el cruce entre Jean Seberg (genial y preciosa actriz de la que hablaré algún dia detenidamente y será musa joellovesclementiniana) y Marisol. Pues aunque (digan que) ninguna de las dos están muy bien interpretativamente hablando, será una gozada ver a dos mujeres así juntas. Como nota al pie, añadir que durante su estancia en España para rodar esta película, la apasionada Seberg se enamoró perdidamente del realizador Ricardo Franco.