Friday 1 August 2008

Nietzsche, Jim Morrison y los caballos

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Todo aquel que sepa algo sobre la vida del polémico filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche conocerá el célebre episodio -ocurrido durante la triste etapa final de su vida- de su abrazo a un caballo en plena vía pública (en Turín, para ser más precisos) cuando éste era azotado a latigazos por el cochero, al que poco le importaba que el animal no pudiera seguir arrastrando la excesiva carga que al parecer llevaba. Cuentan que Nietzsche se abrazó al caballo y decidió no soltarlo bajo ninguna circunstancia (llegó a pedirle disculpas en nombre de la humanidad por la brutalidad humana, mientras la policía acudía a solucionar el asunto). Sólo se soltó del caballo cuando llegó un tal señor Fino, que regentaba la pensión de Turín donde se alojaba el filósofo y que era dueño de un quiosco ubicado precisamente en la plaza pública donde sucedieron los hechos. Al verlo, Nietzsche lo abrazó llorando.
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Yo ya me sabía esta historia. Y os daré mi voto de confianza creyendo que a vosotros también os sonaba. ¿Por qué la pongo entonces? Por Jim Morrison. ¡¿Qué?! Jeje, seguro que este vídeo no os resulta tan conocido (al menos yo, que no estoy muy versado en la vida y obra del líder de los Doors, no tenía constancia de su existencia -hasta hoy, claro-); con todos vosotros, la Oda a Nietzsche de Jim Morrison:
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Que flipado. Y qué genio.
Milan Kundera, en su insoportable levedad del ser (excelente libro que volveré a comentar en breves) da una vuelta de tuerca a la anécdota del filósofo y el cargado equino. En un momento de su novela, Kundera se plantea a través de uno de sus personajes qué merito tiene comportarse bien con una persona; ¿en qué medida nuestras relaciones con los demás son producto de nuestro sentimientos, de nuestro amor, de nuestro desamor, bondad o maldad, y hasta qué punto son el resultado de la relación de fuerzas existente entre ellos y nosotros? Al final, llega a la conclusión de que la verdadera bondad sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna, como por ejemplo, un animal indefenso; y que la crueldad con ellos es el debacle fundamental del ser humano. Por ello, el gesto de Nietzsche abrazado a un caballo, pidiendo perdón por Descartes, es un acto muy cuerdo y a la vez el comienzo de esa "locura" que lo alejará de los demás para siempre.
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Casualidades de la vida: ¡ayer estuve en una plaza de toros! Pero no os alarméis, ya que únicamente vi Cómo bailan los caballos andaluces.
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Y para que luego no digáis que no he hablado de cine en esta entrada, voy a recordar la inexplicablemente pequeña (y chapucera en la mayor parte de las ocasiones) presencia de dos figuras de la talla de Jim Morrison y Nietzsche en el séptimo arte:
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El primero tiene en su haber (ignorando el material protagonizado o dirigido por él mismo) la famosa y polémica película The Doors, dirigida por el ultrairregular Oliver Stone, que cuenta con Val Kilmer interpretándolo de forma sublime. Y del segundo destacaré Más allá del bien y del mal, de Lilina Cavani, directora también (entre otros) del famosísimo film Portero de noche. Pero también fue retratado en Dias de Nietzsche em Turim y más recientemente en When Nietzsche Wept, de un tal Pinchas Perry.
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No obstante, nada mejor que ellos mismos. Claro que en el caso de Nietzsche es difícil encontrar material visual sobre él. Es difícil, ya lo he dicho, pero en Joel Loves Clementine impossible is nothing:
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PD: Me voy a mi pueblo, que son fiestas. He dejado alguna entrada programada, pero auguro que este mes no tendrá demasiadas. Comprendedlo, ¡hace mucho calor! :-)
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