Wednesday 10 September 2008

¿A palabras necias...?



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Se comenta por ahí que Javier Bardem ha dicho: "Los españoles son una pandilla de estúpidos". MENTIRA. Lo único que comentó en su polémica entrevista al New York Times fue: "Los españoles son duros. Ellos critican mi trabajo y piensan que soy un vendido. Y ante eso lo que tienes que decir es: Parad, sois una pandilla de estúpidos". Ante esas palabras, lo que yo entiendo es que sólo habla de aquellos españoles, en especial críticos de cine, que no comulgan con su manera de hacer las cosas. Él mismo lo ha intentado aclarar a posteriori.
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El título de mi entrada no intenta decir a Bardem que ignore esas críticas provenientes de su país de origen, ni tampoco lo contrario. Lo verdaderamente necio me resulta el hecho de tomarlas tan a pecho, de perder el tiempo con ellas -como estoy haciendo yo, por otra parte- o crear foros insultando al responsable... lo que me molesta es ese afán universal por dar relevancia a unas palabras provenientes de un actor (póngase aquí otra palabra si se desea: presentador de moda, bailarín, torero, futbolista...), porque lo que esos tipos deberían estar haciendo es actuar / presentar / bailar / torear / jugar al fútbol. Lo mismo que al filósofo no se le exige dar toques a un balón -y si lo hiciese mal, no se le criticaría-, no deberíamos esperar que las palabras de un actor deban descubrirnos el sentido último de la existencia humana, de España o, simplemente, que sean inteligentes. Recordemos cuando, en una ocasión menos afortunada, comentó que se había inspirado en Bush para su excelente papel de asesino en No es país para viejos. ¿Alguien perdió los estribos? Probablemente, ignorantes como él. ¡Ey!: tan sólo es un actor; dejad que parlotee mientras siga haciendo buenas películas. Todo el mundo tiene derecho a opinar. A lo que no tenemos derecho es a obligar al mundo a tomar en serio nuestras opiniones, tan a menudo estériles, imprecisas, ignorantes y/o banales. Zapatero a tus zapatos (es por ello que la gala de los Goya de las pegatinas "No a la guerra" me pareció, dentro de la buena fe imperante -seré benévolo creyendo eso-, una irrisoria pantomima. Más acertado me pareció la opinión que según dicen expresó Paz Vega en esa misma gala, sin pegatinas en su -maravilloso- busto: "Yo es que sólo soy una actriz, y he venido aquí por el cine").
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El problema es la gente que adora hablar muchísimo más de la cuenta. Así que agradezcamos que Bardem haya salido así, porque podría haber sido mucho mucho mucho peor teniendo por madre a un engendro como éste (no hablo más del sarpullido que me produce Pilar Bardem por educación):
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Pero Bardem también realizó comentarios acertados sobre sí mismo (y no el resto del mundo) durante su entrevista: "Tras ser galardonado por la Academia de Hollywood tu vida cambia un poco (...). Tienes que volver y tienes que demostrar que eres el mismo tipo estúpido y limitado y no ese supuesto chico de oro". Aquí, personalmente, le doy toda la razón. Estúpido no sé si será, pero respecto a sus dotes actorales siempre he pensado que es un actor limitadísimo y altamente sobrevalorado que únicamente tiene la inteligencia de escoger -en ocasiones- papeles espectaculares. Ni lo llamo vendido, ni critico su trabajo, sólo trazo sus límites. Bardem es un actor con instinto y oficio, pero limitado, pues en ocasiones resulta totalmente autocomplaciente y teatral (si no se lo creen, visionen esa bazofia del otrora fantástico director Amenábar titulada Mar adentro) y otras veces absolutamente forzado e inverosímil (vean la peli sobre Goya de Milos Forman y la horrible actuación de Bardem -aunque allí, hasta Natalie Portman/Popeye actúa de culo-).
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John Wayne, por ejemplo, me parece también un actor limitadísimo, pero eso no quita que sea un inmortal, responsable de papeles jodidamente míticos. Inmortal como Bardem y su papel en No es país para viejos, o en Jamón, jamón, o jodidamente genial con el maravillosamente sobreactuado Romeo Dolorosa del deliciosamente explosivo film Perdita Durango.

¡¡¡Españoles hijos de putaaaaaaa!!!
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Así que mejor se calle (si quiere) y siga haciendo buenos papeles, que para insultar a España con estilo ya hay mejores:


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(totalmente de acuerdo con el provocador Fernando Sánchez Dragó en lo de la triste glorificación del Lazarillo y su picaresca... no tanto con su oda a los horarios esclavos o al aséptico Japón)
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