Wednesday 27 June 2007

Historia de un crimen y Shrek Tercero


Antes de comenzar mis merecidas (¿merecidas?) vacaciones, voy a comentar los dos últimos films que he tenido la suerte (¿suerte?) de ver:


Historia de un crimen (Infamous):

Hace unos cuantos días vi junto a mis padres y hermana Historia de un crimen, film que narra la misma historia que la reciente Capote, pero mejor. Y digo esto sin haber visto Capote (y sin sentir necesidad de verla para decirlo, puesto que dicho film me olió siempre a imandeóscars al más puro estilo Una mente maravillosa -u otros films igual de vomitivos-, Philip Seymour Hoffman no me agrada en demasía y tras leer varias críticas de críticos a los que respeto reduciendo al film de Bennett Miller a una mera colección de clichés y a una actuación rayana a la de un clo(w)n paródico no me quedaron demasiadas ganas de acercarme a un cine y pagar por verla). Las películas simultáneas de sospechoso parecido están a la orden del día en Hollywood, así que olvidémonos de ese detalle y pasemos a comentar la película dirigida por Douglas McGrath. Desde luego el reparto es de lujo: Sandra Bullock (¡os juro que en este film resulta soportable! Pero la sombra de Miss Agente Especial es alargada…), Isabella Rossellini, una fugaz Gwyneth Paltrow, Sigourney Weaver, Daniel Craig… y un espléndido Toby Jones que borda el papel de Capote, ese personajillo aparentemente repelente y snob que pese a todo cae bien (memorable lo de su pulso con Bogart y también sus rápidas contestaciones a los presos: ¡Chúpamela! No pico entre comidas / ¡Bésame el culo! Lo preferiría a tu cara) y tiene talento. Daniel Craig también está muy bien en su papel, tan alejado del de Bond, y la historia está muy bien narrada, con un ritmo ágil y que no decae, y momentos de frivolidad e intensidad dramática muy equilibrados. También me pareció muy interesante la reflexión sobre la creación de una obra de arte y cómo marca esta al propio artista el resto de su vida. Pero aparte de todo eso (que tampoco es poco), nada más. Buenas interpretaciones, buen guión, ciertos puntos de interés... y nada. Otra obra correctísima y digna que se perderá entre todas esas obras correctísimas y dignas que carecen del ‘factor X’ (llamémoslo genialidad, oportunidad, gran valor artístico, ruptura con lo anterior, radicalidad, efecto sorpresa…). Pero… ¿recomendable? Al 100%.
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(Recordemos que A sangre fría -la película narra el proceso de escritura de esta novela- está considerada una grandísima obra de arte y le dio el Pulitzer a Capote -autor que antes de A sangre fría ya tenía en su haber maravillas como Desayuno en Tiffany's-, tan grande que, por ejemplo, está seleccionada como una de las 40 mejores obras de la literatura estadounidense según 'La biblioteca ideal' de Enciclopedias Planeta -uno de los 20 libros que he alquilado recientemente a la Biblioteca de Aragón gracias a sus próximas obras de remodelación-, al lado de los Poemas de Emily Dickinson, El ruido y la furia de Faulkner, Moby Dick, los Cantos Completos de Ezra Pound, Las aventuras de Huckleberry Finn, Hojas de Hierba, El gran Gatsby o los Cuentos de Poe).






Shrek Tercero (o el anti-cine):


Shrek Tercero es un ejemplo viviente de lo que -para mí- no debería ser JAMÁS el cine, una película que más que la risa provoca el llanto, llanto amargo ante lo que puede llegar a convertirse lo que antes fue un arte (recordemos que la taquilla manda, y Shrek Tercero es un puto e incomprensible taquillazo mientras obras maestras contemporáneas como Zodiac recuperan lo que han costado de milagro).
Seré sincero: yo entré ya al cine odiando a Shrek -ese engendro verde fruto de una imitación de Homer Simpson muy poco afortunada-… pero es que salí abominándolo. Cuando espero que algo no me guste y voy a verlo, intento sacarle todos los fallos posibles para que mi prejuicio salga victorioso, pero con este film no me hizo falta empezar a buscar defectos porque se me empezaron a agolpar en las retinas uno tras otro nada más comenzar el metraje. Me había prometido no ir al cine a ver a Shrek Tercero ni borracho, pero quedé con mi novia y unos amigos y me atreví a dar el paso (diré a mi favor que en un puto multicine de ocho salas proyectaban: Ocean’s Thirteen en una (ya vista por mí y mi Clementine), Hostel II en otra (no meto a mi chica en un film así ni drogándola, y a mí tampoco me apetecía mucho comer nachos con queso mientras visualizaba una casquería)… y Shrek Tercero en las SEIS salas restantes).

Shrek me pareció una película mala (soy más del rollo Buscando a Nemo), pero con la novedad… y Shrek 2, UNA BAZOFIA. Sin embargo, esta segunda parte se vuelve increíblemente buena al compararla con la tercera película (¿película?), porque más que película Shrek Tercero resulta ser una pesada sucesión de gilipolleces supuestamente graciosas intercaladas entre canciones pop en inglés con Shrek y compañía haciendo más gracias pero esta vez en plan videoclip (por la música y eso).
Y hablemos del imprevisible final (imprevisible en el sentido de que te lo esperas malo pero jamás hasta ese punto), pues mientras la segunda entrega terminaba mal y previsiblemente, es decir, con el típico combate buenos vs. malos a ritmo de canción discotequera, en Shrek Tercero se ahorran hasta el clímax: por lo visto querían salir El libro Guiness de los records cómo la película con el mayor anticlímax de la historia. Comentemos un poco el panorama: ahí estaba yo, terminándome ya el litro de Coca Cola, con ganas de que empezara la típica batallita final para así salir pronto del cine; en pantalla se encuentra Srhek acorralado por todos los malos de cuentos infantiles famosos, y, de repente, aparece Arturo, el nuevo y horrendo personaje de la saga, que comienza a pronunciar uno de los discursos más demagógicos que he oído en un cine (y he oído varios…), y que se puede resumir en: ¿por qué sois así? ¿sólo porque os han escrito malvados tenéis que comportaros como tales? Y entonces empiezan a tirar las armas todos los malos y a decir: pues a mí lo que realmente me gustaría es cultivar melocotones, y sandeces por el estilo. Y fin. Sí, fin, y yo con la boca abierta viendo al gato de mierda y al puto burro bailar junto a los títulos de crédito una canción de Justin Timberlake u otro mariconazo por el estilo.

Qué robo. Eso sin contar otras escenas estrella como la de la madre Fiona derribando paredes con la cabeza sin ningún tipo de justificación (sí, será un film para niños, pero no para retrasados mentales, ¿no?) o la de su padre/rana muriendo repetidas veces en un intento patético de hacer graciosa la muerte de un ser vivo. Esta es mi lectura final del film: el -por casualidad- héroe verde y asqueroso se salva de cumplir sus obligaciones (cuidar el reino de su suegro muerto) metiendo a un pardillo en su lugar y huyendo a su charca de barro y mierda a revolcarse con miniShreks verdes (por desgracia ya hay guión para Shrek 4… y 5). Buena lección para tus hijos, sí señor. No quiero ni pensar en cómo habrán hecho Piratas del Caribe 3, porque a esa, os juro que a esa no voy al cine a verla ni gratis (que Dios me oiga).

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