Saturday 10 February 2007

Nuevos planes, idénticas estrategias


“Parece ser que va a llover, el aire hoy es más cálido”, me dijo una mujer de aspecto amable y peinado imposible esta mañana en el ascensor. ¿Por qué nadie me iba a mentir allí? Tal revelación me impidió dormir. Tracé un ambicioso plan; consistía en sobrevivir. Y mi voz era un imán, y así logré captar, paseando por el Carrefour, a un ejército de un centenar. Y nos reuniremos en los aeropuertos, y al calor de una smoking-room en la que no entra aire ni luz hablaremos del tiempo y acaso del gobierno, y trazaremos nuestro magno plan, y a una estación sucederá otra igual. Parece ser que fracasé; mi rostro hoy no apareció por televisión. Da igual; yo, como buen occidental, sé nadar igual que un pez, un pez en un mar de mediocridad. Casi claudiqué. Les oí decir: “con lo que hay dentro de ti, no estará nada mal si mañana estás aquí”. Y en la cama de un sucio hospital continúo en soledad disparando como Kevin Ayers a una luna llena, tan, tan llena, que no puedo fallar, que no voy a fallar. Y sé que no querrás volver a confiar en mí; ya nadie confía en la energía nuclear después de lo de Chernobyl. Pero el cielo, aun tan negro, es nuestro cielo, es nuestro, y tengo un ambicioso plan; consiste en sobrevivir. (Te quiero, y no he hecho y sé que no haré jamás nada más real y nada más sincero. Te quiero, y tengo un plan para los dos; consiste en sobrevivir.)

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