Como siempre, sigo acudiendo regularmente a las salas de cine. Y la verdad es que no sé muy bien la razón, porque cada vez que voy allí sólo trago mierda -al menos, desde hace un tiempo-. Será la costumbre.
Las dos últimas películas que he tenido la "suerte" de ver han sido 88 minutos y Algo pasa en Las Vegas, vergonzoso título español de What happens in Vegas.
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La idea joellovesclementiniana que tenía con esta película -incluso antes de verla- era colocar el trailer en mi blog tal y como acabo de hacer, y decir tras esto que "ya la habíais visto", que no había ni un solo detalle interesante más que dicho trailer no recogiera. Porque Algo pasa en Las Vegas olía a kilómetros a "película-trailer" (esos films que, una vez visto su trailer, ya no hace falta ir verlos). Pero -a pesar de no ser ninguna joya- me equivoqué. Porque sí, es la típica y simple comedia dulzona con un poquito de mala uva, pero es de veras entretenida, guarda ciertos "ases-gags" en la manga y resulta un complemento palomitero bastante decente.
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Poco más que decir, así que hablaré de los actores y -sobretodo- de las actrices. Rob Corddry es un acierto, y Kutcher se defiende a pesar de su mala fama (las malas lenguas dicen que el marido de Demi no fue aceptado en el Superman de Singer por su nula capacidad interpretativa). Y aunque me voy a ahorrar los típicos comentarios de "ya no se hacen películas como las de antes", es verdad; aunque el resultado final, para los tiempos que estamos, me parece bastante digno. Centrándonos ya en las mujeres, Lake Bell es el típico complemento "menos mono" de la actriz principal: Cameron Díaz. Actriz que, pese a no haberme dado nunca demasiado morbo -excepto en La Máscara, por supuesto-, tiene ciertos momentos en ropa interior que consiguieron que me replantease seriamente esa idea. Pero para mí el gran descubrimiento a seguir ha sido el de Krysten Ritter, el bombón que hace de mecánica y "chica de las galletitas".
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Krysten vendiendo juguetitos (el vídeo no pertenece a Algo pasa en Las Vegas)
KriysKK
KriysKK
En pocas palabras: una tontería interesante. Pasable.
"Si vuelves a hacer otra película como 88 minutos, te lleno el estómago de plomo".
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Lo que ya no se puede tolerar es esa bazofia titulada 88 minutos (sí, De Niro y Pacino conocieron tiempos mejores -y los que vienen tampoco prometen demasiado-). El film es un pastiche de usar y tirar que no sobresale en nada. Un asesino que mueve los hilos desde la cárcel, el típico poli -o criminólogo, ni me acuerdo- torturado por algo que le sucedió en el pasado, aventuras en un tiempo real que acaba dilatándose hasta que piensas que llevas 30 horas de proyección encima, y 800 posibles sospechos de entre los que el director seleccionará a uno aleatoriamente y nos lo presentará como el malo a cinco minutos del final escudándose tras algún motivo peregrino. Y en medio de todo eso, un Pacino al que le da pereza hasta correr. Vomitivo.
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"Hermanito, no me dejes sola en tu piso o un tipo malo me violará hasta la muerte durante 88 minutos y tendrás que tragarte el resto de tu vida mil flashbacks míos jugando en un playa"
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Lo inexplicable es que -aparte de Pacino-... ¡el film está lleno de caras famosas! ¿Cuánto les habrán pagado? Me da igual. Los salarios y la película. Así que voy a poner un poco de carne -porque si hay algo en 88 minutos, son tías buenas- para alegrar el ambiente y terminar la entrada de una vez.
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Y Amy Brenneman, de su ayudante (o algo así -me dejo a más pero ya estoy cansado-)
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A la mejor no la he encontrado (tampoco he buscado demasiado): es la furcia con la que se levanta Pacino al principio de la película. La cámara la enfoca en pie desnuda cepillándose los dientes. ¿Sexy? Pues ahora añadid una de sus piernas elevada hasta su cabeza "a lo Nadia" y os podréis hacer una idea de lo que estoy hablando...
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"¿Qué? ¿Una secuela? ¿89 minutos? ¿Resucito de entre los muertos? ¡¿Y pagáis el doble?! Me interesa". 
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