Thursday 21 June 2007

Cortázar y Glenda Garson/Jackson


Durante los tres idílicos días de vida en pareja que acabo de pasar con mi chica y Chulín (¡te amo mi Clementine!) he tenido tiempo de -estudiar no, tranquilos:-)- leer en ratos muertos el Retrato del artista adolescente, de Joyce (Ulysses, Finnegans Wake…), y una extensa recopilación de relatos del maestro Cortázar (quién todavía no haya leído Rayuela no sé a qué está esperando). Dentro de este último libro me llamaron la atención muchos de sus relatos (Siestas, La noche boca arriba, Circe, Liliana llorando… o el maravillosamente mágico Manuscrito hallado en un bolsillo -conociendo un poco la vida de Cortázar, llegas a preguntarte: ¿qué habrá de real y qué de imaginario?-); pero los dos relatos que realmente merecen ser destacados en Joel Loves Clementine por su peregrina conexión con el séptimo arte son la pareja con que Cortázar concluye el libro: Queremos tanto a Glenda y Botella al mar. En ellos, al más puro estilo Juan Manuel de Prada (y su pasión por 'Fanny' Riffel, ya comentada en éste blog -aunque deberíamos decir que es Juan Manuel de Prada quien se apasiona por esta actriz al más puro estilo Julio Cortázar…-), Julio Cortázar o una de sus múltiples máscaras demuestra desde dos perspectivas diferentes su devoción por Glenda Garson, un fantasma literario más de este genial escritor tras el que se oculta la actriz Glenda Jackson. Desde aquí quiero dejar una imagen de dicha actriz, intentando romper así el juego de espejos de Cortázar al igual que hicimos con el cargante (lean La vida invisible si se atreven -y si quieren algo realmente interesante de este escritor lean Coños, su ópera prima-) Juan Manuel de Prada.
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Glenda Jackson

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